lunes, 29 de febrero de 2016


Ugh...

¿Os acordáis como el año pasado alababa a Marvel por habernos dado esa maravilla que fue la primera temporada de Agente Carter?

Aquella temporada me encantó. Tenía a una protagonista que era una tipa dura, un humor que funcionaba, una historia interesante y un subtexto feminista muy agradecido en el festival de pollas que es generalmente el Universo Cinematográfico de Marvel. En serio, me encantó. La primera temporada de Agente Carter me parece una de las mejores cosas de la segunda fase del MCU.

Por eso me jode decir que esta segunda temporada es, sencillamente, lo puto peor.

Es que parecen dos series completamente diferentes. La primera, una serie de espías ambientada en los años 40 que funcionaba de maravilla y la segunda una chorrada como un piano mal escrita, peor interpretada y con una de las historias más aburridas que he visto en años, por no hablar de una de las villanas más flojas del universo Marvel, y ya es decir eso.

Pero enumeremos las cosas que están mal en esta segunda temporada, porque creo que si no sueno como un hater. Para empezar, la trama es horrible y no va a ningún lado. Lo peor del asunto es que empieza muy bien. Los dos primeros episodios sentaron las bases de algo que podía tener mucho potencial. Por un lado teníamos a la Agente Carter contra una organización que conectaba de la mejor de las maneras con los villanos de la tercera temporada de Agentes de SHIELD sin ser necesario ver aquella para apreciarlos, se nos presenta el nacimiento de la amenaza fuerte de esta temporada, y además teníamos a Dottie como "wild card" que parecía tener sus propios planes y que estaba deseoso por ver como entraba.

Pero ahí se quedó, en un montón de buenas intenciones que se fueron desperdiciando una a una, siendo el mayor problema, todo el tema de la materia oscura.

No se explica que hace la materia oscura. Ni siquiera se nos muestra que hace. Se nos dice que es muy poderosa y que es muy potente... pero nunca se nos muestra. Uy sí, crea agujeros negros... ¿Como ayuda eso a solucionar el problema energético mundial? El teseracto era un macguffin parecido, sí, pero al menos habíamos visto a los nazis hacer tanques gigantes con él. Sabíamos que, en efecto, era una fuente inagotable de poder. Con la materia negra sabemos que hace intangible a la gente... que crea agujeros negros... y ya. No hace nada más.

Este problema con la materia oscura lastra a la villana de la temporada, Whitney Frost, que tenía muchísimo potencial y se ha terminado quedando en nada de nada. Whitney empezó como un homenaje a Hedy Lamarr, además de una versión "oscura" de la propia Peggy Carter, pues, como ella, era una mujer que necesitaba hacerse valer en un mundo de hombres (Peggy en el mundo de los espías, Whitney en el de los científicos). Pero conforme han ido pasando los episodios se ha ido convirtiendo más y más en una caricatura horrible. Sobreactuada, sin un plan... en fin, una mierda.

Tampoco ha ayudado nada el triángulo amoroso. Una de las mejores cosas de la pasada temporada fue, precisamente, la falta de un interés amoroso claro para la protagonista. Peggy no tenía un amante porque no lo necesitaba. Al final sí, se medio sugirió una relación con Sousa, y, la verdad, si la cosa se hubiese quedado ahí (quiero decir, que el interés amoroso se fijase exclusivamente en Sousa)... no me parecería mal del todo. Sería innecesario, sí, pero no horrible. Pero no. Hay que darle salsa al asunto porque eso es lo que quiere la gente, y ahí es donde introdujeron a Jason Wilkes, horriblemente interpretado por Reggie Austin. Un ingeniero negro que responde a las críticas que recibió la pasada temporada la serie (y el MCU en general) sobre como se representaba bien la orpesión a las mujeres pero no a los negros.

No tendría ningún problema si el personaje solo representase eso... o fuese interesante en absoluto, el problema es que ni es interesante ni es solo eso. Lo meten como un interés amoroso que te da igual y que solo sirve para que Sousa y Carter jueguen un poco al "ahora sí, ahora no" durante otra temporada más.

El humor, que antes no predominaba, ahora domina por completo la serie, y la relación entre Peggy y Jarvis, maravillosa la pasada temporada, se ha vuelto cargante debido a ello. Jarvis es un payaso y la relación entre los dos ha pasado de ser algo mono y simpático a lo que tenían Tia Carrere y Christien Anholt (he tenido que buscar el nombre) en Cazatesoros. Pero el peor momento sin duda ha sido el número musical, en honor, imagino, a los fans de los bochornosos dubmash de Hayley Atwell y James D'Arcy.

Pero supongo que no todo ha sido lo puto peor. El pasado de Peggy me gustó a pesar de ser un poco cliché, el arco con la mujer de Jarvis (antes del incidente -después ha sido bastante mierda) me ha gustado, la aparición breve de Howard Stark funciona muy bien y el personaje de Thompson ha tenido una de las subtramas más interesantes (que es una pena que no se haya explotado en favor de la mierda de la materia oscura). Y supongo que hay que destacar Hayley Atwell sigue interpretando fenomenalmente bien a la agente del título. Pero en general me he pasado los nueve episodios (esta semana se estrena el décimo y último) viendo la serie sin ver, preguntándome por qué cojones seguía intentando terminar la temporada.

Me duele horrores decir esto pero la segunda temporada de Agente Carter es horrible.

martes, 23 de febrero de 2016

Esta va a ser una crítica muy rápida. He visto Love esta semana. Y con Love no me refiero a la película que se estrenó el año pasado, si no a la nueva serie de Netflix, producida (o escrita, no sé) por Judd Apatow y protagonizada por Gillian Jacobs y un tal Paul Rust que no tengo ni idea de quien es.

Es una mierda.

No, en serio, es una mierda. Creo que el capítulo más fuerte es el último, y no creo que compense pasar los 9 episodios de absolutamente nada anteriores para tener ese final de temporada que, a parte de todo, tampoco es como si cerrase absolutamente nada.

Pero ¿De qué va Love y por qué es una mierda?

Love empieza como un año después de que el personaje de Gillian Jacobs y el de Paul Rust lo dejen con sus respectivas parejas. En ese momento estas dos personas, ella una fiestera con múltiples adicciones y él la caricatura de un friki, se encuentran en un supermercado y empiezan a conocerse. No diría una relación porque realmente Love no va de relaciones. Lo que tienen ellos es el ¿comienzo de algo? pero no es algo todavía. Y no es que sea algo malo eso, la premisa de por sí, esa manera de enfocar las relaciones de pareja con paciencia, no me parece mal. No es un "nos conocimos en esta tienda y estalló el amor" es más un "nos estamos conociendo" que, en cierto modo, es una idea mucho más realista de lo que podría esperarse. El problema es que el realismo de la serie se termina ahí, y es una serie que pide mucho más.

Combina supuesta comedia y drama pero en ningún momento se moja del todo en ninguno de los dos aspectos. Siento la necesidad de compararla con otra serie de la cadena, la maravillosa BoJack Horseman, no porque las historias se parezcan (que no se parecen) si no por ser la del caballo animado una serie que combina infinitamente mejor ambos géneros. Cuando en Bojack te quieren joder te destruyen (hay muchos momentos pero el viaje psicotrópico y la posterior escena en la que el protagonista le pide a Diane que le diga que no es una mala persona son durísimas) y cuando te quieren hacer reír (como en el episodio del concurso de J.D Salinger) te estás partiendo el culo todo el rato. En Love ni la comedia funciona tan bien (me habré reído cuatro veces en diez episodios) ni el drama es dramático. Gillian Jacobs no funciona, y no es porque no lo intente, y el personaje de Paul Rust parece más la fantasía de un nerd que otra cosa.

Los personajes son grises, pero no en un buen sentido. Quiero decir... no tengo ningún problema con que un personaje sea imperfecto, la gente es imperfecta, la gente se equivoca, la caga, y a veces hace las cosas bien. El problema es que en una serie, o al menos yo pienso eso, hay que elegir un bando. O quieres que les apoye o no, y la serie no consigue hacerlo. Principalmente porque creo que lo que menos funciona (y Gillian Jacobs es una actriz muy limitada pero no, no es eso) es el protagonista masculino. Gus no es un buen tipo. Es un pringado, pero ser un pringado no te convierte en un buen tipo.

Y lo triste de todo es que la serie insiste en que Gus nos parezca el héroe de la serie.

Eso sumado a unas situaciones que se plantean pero no van a ninguna parte luego y que ni la comedia ni el drama funciona, que las interpretaciones no son buenas y de más... hacen que el conjunto sea una mierda, la verdad.

Huid como la peste de esto, de verdad.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Marvel, qué haces...

De un tiempo a esta parte Marvel parecía estar tomando decisiones que les llevaban a hacer lo que llevo años pidiendo que hagan. Y es que mi mayor problema con los cómics de Marvel en particular y las dos grandes editoriales de superhéroes en general, es su estancamiento. Batman lleva siendo el mismo Batman peleando con los mismos villanos 75 años y lo mismo puede decirse de Spider-Man o cualquier otro héroe de Marvel. Sí, sí, cada etapa con cada nuevo guionista o dibujante aporta (en general) algo diferente al personaje y en cierta medida cada persona involucrada da su propia versión del personaje... pero para mi no es suficiente. Hay, o al menos yo tengo, una sensación de agotamiento que se acentúa especialmente en personajes que no nacieron estancados. Me explico, en el universo Marvel, y esto pasa en DC también, quiero dejar claro eso, hay dos tipos de superhéroe, el superhéroe pensado "con perspectivas de futuro" y el "superhéroe tradicional". Los ejemplos más fáciles para diferenciarlos serían Spider-Man en el de personajes con perspectiva de futuro y Superman o Batman en el de personajes estancados.

Cuando Peter Parker apareció por primera vez en 1962 era un adolescente. Un nerd sin amigos. En aquel momento Marvel seguía una continuidad en la que los años pasaban y durante su primera etapa los lectores del Hombre Araña vieron como su héroe se graduaba, entraba en la universidad, se graduaba de ahí y empezaba su vida adulta. Spider-Man tenía una evolución. Crecía. Le pasaban cosas y maduraba, y mucha parte de la gracia del personaje radicaba precisamente en eso, en que el lector crecía a la vez que Peter. Se enfrentaba a los mismos problemas que se enfrentaba el personaje y podía verse reflejado en él. Batman o Superman por otra parte no nacieron así. Cuando Batman tuvo su primera aparición en 1939 (que se dice pronto) ya era un adulto y luchaba contra el crimen. Hay que entender también que los cómics en 1939 no seguían tanto una continuidad como lo hacen ahora, con lo que que estos personajes creciesen o evolucionasen era secundario. Y sí, en cierto modo Batman y Bruce Wayne han cambiado cada década con la llegada de un nuevo escritor a la colección, pero a grandes rasgos sigue siendo el mismo personaje. Mientras que en Peter Parker la diferencia de edad de cuando comenzó a ahora mismo es muy evidente, Bruce sigue teniendo la misma edad (más o menos) que hace 77 años.

El tema es que en un momento dado Marvel decidió que su continuidad no podía seguir sujeta al tiempo real. Supongo que lo hicieron porque se dieron cuenta que si lo hacían así cada 20 o 30 años casi todos sus héroes deberían retirarse y el miedo a perder lectores que no comprendiesen que la época de sus favoritos había pasado y se decantasen por explorar nuevos personajes era demasiado grande. Esto a grupos como Los Vengadores o personajes como El Capitán América no les afectó tanto pero fue (a largo plazo) terrible para grupos como Los X-Men o personajes como Spider-Man. En el caso de los X-Men el problema es además más grave porque el propio grupo fue creado con un objetivo final que, gracias al estancamiento de la continuidad, jamás será alcanzado. Nunca habrá paz entre humanos y mutantes porque el tiempo no pasa. Esto lleva a que los mutantes lleven sin rumbo décadas y que cuando aparece un escritor que decide empujar la serie hacia adelante (Grant Morrison en sus Nuevos X-Men) y hacer crecer la historia, es absolutamente destruido por Marvel (cuando Morrison se marchó llegó Whedon, que devolvió a los mutantes a un orden mucho más tradicional -y poco después Marvel hizo el infame evento "La dinastía de M" que terminaba con el "No más mutantes" que terminó de destruir todas las cosas fantásticas que había construido Morrison). El problema es que mirando la imagen general no tiene sentido que los mutantes sigan siendo temidos y odiados en el universo Marvel, porque llevan unos 50 años así. Y cuanto más tiempo pasa, peor se vuelven las colecciones y más se nota que se está estirando el chicle hasta el límite.

Sin embargo de un tiempo a esta parte, La Casa de Ideas empezó a tomar ideas que parecían desembocar en una reinvención de su universo. Y tiene (o más bien tenía) lógica que lo hagan (o más bien lo hicieran) además, al fin y al cabo, ahora la editorial está mucho más centrada en la producción de sus películas (que es lo que realmente les da dinero) que en los cómics, así que parecía tener sentido otorgar algo más de libertad creativa a sus guionistas para hacer lo que les diese la gana. Y así empezaron a brotar héroes que era "legados" de héroes anteriores. Teníamos un nuevo Spider-Man, una nueva Ms.Marvel, una nueva Thor, un nuevo Nova, un nuevo Capitán América, una nueva Lobezno etc, etc... Y para mi esto era fantástico porque por primera vez en décadas sentía que estaba leyendo algo nuevo. Sí, muchos de estos nuevos héroes no eran "nuevos" (el Halcón lleva existiendo desde los 70 por ejemplo) pero sus nuevas identidades los hacían nuevos y, lo más importante, hacían que de nuevo pareciese que el tiempo pasaba en Marvel. Y eso, para mi, era algo maravilloso.

Cuan equivocado estaba,

El 20 de Enero se anunció (o más bien se confirmó) que Steve Rogers volvería a ser el Capitán América a tiempo para su nueva película. Marvel, para que no vayan los fans con antorchas a matarlos, mantendrá a Sam Wilson como Capitán América también y habrá dos (que es una cosa que ya han hecho con Spider-Man), pero no deja de ser un horror que esto ocurra. Es dar la razón a todos los fans que llevan quejándose de que poner a un negro en el traje del capi o dar a una mujer el martillo de Thor no es más que una estrategia momentánea para vender tebeos y que todo volverá a su status quo habitual para las nuevas películas. Y la verdad, no puedo decir que me sorprenda, o que no me lo esperaba, pero... joder... no entendéis lo mucho que me decepciona. Sobre todo cuando Marvel lleva desde que empezó a tomar esas decisiones insultando abiertamente a sus detractores en las páginas de sus tebeos, la última vez en el cuarto número de All-New All-Different Avengers (que irónicamente salió después del anuncio):

Para los que no saben inglés:
-Whoop-de-doo, rescatados por los Vengadores Suplenetes
-¿Donde están los de verdad? Macho, el mundo se está volviendo TAN políticamente correcto...
-¿Has oído eso? ¡Y después de que les salvemos la vida!
-Deja que sean desagradecidos, ¿A quien le importa?
Esto, y esta indignación y tristeza que siento al darme cuenta una vez más que Marvel es una empresa a la que solo le importa el dinero y no las historias que cuenta (SORPRESÓN ¿verdad?) es lo que me lleva a preguntarme; ¿Por qué? ¿De verdad el éxito de las películas afectan a la venta de tebeos?

Me parece una pregunta legitima y una que hay que hacerse, que Marvel debería hacerse. ¿Aumentan las ventas cuando sale una nueva película? Y de hacerlo ¿Son picos sueltos el mes que sale (debido, por ejemplo, a que chavales que van a verlas les da por ir a la tienda de cómics) o son tendencias que se mantienen? Porque viendo los resultados en taquilla de las películas frente a los resultados de la venta de cómics (que no tengo constancia que hayan aumentado tanto -aunque están mejor que a principios de siglo, es verdad)... parece que no. Y si no ¿Por qué seguir jodiendo el medio con estrategias de marketing baratas que no sirven para nada? ¿Por qué no dejar al universo marvel de los cómics ser su propia cosa?

No, lo digo en serio. Dejad que el universo crezca y evolucione, crear una subdivisión en la editorial que se ocupe de los tebeos y dejad que guionistas competentes lleven a los personajes a los límites que nunca les habéis dejado ir. ¿Por qué no? En serio lo pregunto ¿Qué se pierde? Los que leemos cómics de manera habitual lo agradeceríamos, y los nuevos lectores... joder, es que los nuevos lectores no se van a enterar de nada igual sea Steve Rogers el Capitán América o no porque tiene una carrera de unos 60 años detrás.

Tanto Marvel como DC (en DC hay casos de estos cambios -como que por ejemplo el Capitán Frio perdiese sus nuevos poderes al tiempo que su contrapartida televisiva aparecía, o que Oliver Queen tuviese un diseño mucho más "Arrow" en su relanzamiento -aquí se ha hecho bi-direccionalmente y la serie ha terminado viéndose afectada por los nuevos cómics) hacen eso, y de verdad que no entiendo por qué lo hacen. Solo conozco un caso de alguien que, después de haber visto las películas de Marvel, me preguntó como y por donde podía empezar a leer cómics. UN CASO.

No sé...

Estoy muy decepcionado hoy. Porque me he enterado hoy de esto. Y me jode mucho.

domingo, 14 de febrero de 2016

03- ¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú (1964)

"Gentlemen, you can't fight in here! This is the War Room!!"
Los últimos cuatro días no he podido ver ninguna película. Del Miercoles al Viernes apenas pasé por casa tiempo suficiente para ver nada y ayer... ayer me daba mucha pereza, la verdad.

Pero hoy sí, y hoy he visto otro clásico pendiente (tranquilos, no todo son clásicos en mi lista de pendientes de Netflix), la película de Stanley Kubrick "Doctor Strangelove or: How I learned to stop worrying and love the bomb", que en España se llamó "¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú". Una comedia satírica sobre la paranoia de la guerra fría, que sigue los últimos instantes de la humanidad después de que un general estadounidense ponga en marcha un plan para hacer estallar una guerra nuclear.

Es maravillosa, y sí, tal vez esté un poco desfasada, no solo por su contexto si no por su desarrollo, pero creo que sigue siendo una definición muy acertada de temas aplicables al día de hoy como los peligros del miedo o lo absurdo de la burocracia internacional. En el fondo en esta película el mundo llega a su fin debido a un desliz burocrático y una imposibilidad tremenda por subsanarlo. Claro que se ocupan de dejar claro que lo que ocurre jamás podría ocurrir en la vida real, pero no deja de ser bastante similar a como funcionan realmente las cosas.

El punto fuerte de la cinta está en las escenas en la sala de guerra del pentágono. Las conversaciones entre el presidente de los estados unidos (magnifico Peter Sellers) con el presidente ruso, el personaje entero de Strangelove o el general Buck Turgidson son sin duda los momentos más divertidos de una comedia que, por otra parte, no es tan de carcajada como lo es de reflexión. No es graciosa por sus chistes si no por lo absurdo de las situaciones. Si acaso tuviese que achacar algo a la película es que no ocurra toda la historia en esa habitación. Sí, las escenas entre Mandrake y el general que pone en marcha todo (inteligentísimamente llamado Jack D. Reaper) son también fantásticas pero si se cortasen de la historia esta no se resentiría para nada. Mucho menos si las escenas del avión (lo peor desde mi punto de vista) también desapareciesen, aunque en ese caso me daría más lástima pues sin ellas no tendríamos una de las escenas más icónicas de la historia.

En general me ha encantado esta película. Es citable, inteligente y, muy agradecidamente corta. Dura poco más de una hora y media y no necesita ni un minuto más.



Como último comentario decir que esta ha sido la primera película de Kubrick que creo me ha gustado de principio a fin.

miércoles, 10 de febrero de 2016

02- French Connection. Contra el imperio de la droga (1971)

Segunda película del nuevo proyecto. Primera decepción.


Una de cal y otra de arena.

La primera película que vi de mi pila de pendientes, El Apartamento, me encantó por su sencillez y su sinceridad. La segunda que he visto, el clásico Thriller protagonizado por Gene Hackman, me ha parecido un aburrimiento.

No es la primera vez que pasa, mis sensaciones con The French Connection son las mismas que tuve en su día cuando vi (o más bien intenté ver) Bullit. Y es que los thrillers en los 70 tenían un ritmo que aburrirían hasta a las ovejas. O, más bien, a mi me aburren mucho. La falta de música (completamente premeditada) o el hecho de que intentase verla ayer a las 11 de la noche no ayudan. Tuve que pararla al inicio del último acto porque andaba peleando contra mi propio cansancio. Y hoy, despejado, cuando me he sentado a terminarla la verdad es que me ha costado horrores.

Me gusta mucho, aún así, el modo en el que está dirigida. Hay mucha cámara en mano, que no se si se originó en esta película (mi cultura cinematográfica no es tan amplia) pero es curioso ver en una cinta de esa década. Por no hablar de que está bastante mejor hecha la cámara en mano en esta película (que solo se usa para enfatizar las múltiples persecuciones a pie) que en casi todo el cine moderno. Las persecuciones son la mejor parte de la película, una pena que me importase tan poco su contexto.

Jamás empaticé con el personaje de Gene Hackman y su descenso a la locura y la obsesión porque en ningún momento lo presentan. Aparece, y es muy profesional y obsesivo y ya. Eso es todo su personaje. Lo mismo ocurre un poco con el caso y el villano de turno, nunca se explica porque este en particular es tan importante con lo que el hecho de que Popeye se vaya radicalizando tampoco tiene tanto sentido. Sí, el francés va dos pasos por delante de él en todo momento, pero no es un caso grave o un caso en el que el protagonista se esté jugando tanto, al menos yo nunca sentí que así lo fuera. Para mi era simplemente un caso aleatorio al que el protagonista llega casi por casualidad (va a un bar a vigilar a unos capos y se termina metiendo en un berenjenal y ya está).

Ahora, a nivel de dirección muy bien, claro. Pero es que eso es prácticamente todo lo que puedo destacar. Eso y que me hace gracia ver a Gene Hackman de joven (que tiene la misma cara y aparenta la misma edad que Gene Hackman de viejo) haciendo de "héroe de acción", saltando vallas y persiguiendo a los malos por las calles de N.Y. Porque parece tu padre, no un héroe de acción. Al menos no uno a los que estamos acostumbrados. Pero ya digo, el modo en el que está hecho la película es muy moderno y se nota lo influyente que es y ha sido esta película.

Como ya digo, para mi lo más destacable son las persecuciones, especialmente el duelo de pilla-pilla al que juegan el villano y el protagonista en el vagón del metro (la escena del tirador también mola).

Imagino que siendo como es una cinta de culto tendrá muchos seguidores que la apreciarán mucho y pensarán que no tengo ni puta idea de lo que hablo. Y no sé, tal vez sea verdad, pero que queréis que os diga, este es mi blog, son mis opiniones y yo no puedo mentir. Y si tengo que deciros que me ha parecido The French Connection, la verdad es que tengo que decir que me ha parecido bastante aburrida.

lunes, 8 de febrero de 2016

01- El Apartamento (1960)

Llevo sin escribir en general, y en este blog en particular, ni se el tiempo. Durante esta temporada de ausencia he estado pensando que hacer, como renovar el blog. He intentado escribir algunas críticas (vi El Renacido el otro día, y también The Raid y quise escribir sobre ellas pero no salían) pero no ha habido manera.

Después de mucho meditarlo he pensado que ya sé que quiero hacer con este blog. Ocurre que me apunté a Netflix a finales del año pasado y ahora vivo en Colombia (sí, sí dos hechos que no tienen relación) y el videoclub online este tiene mucho mayor catálogo aquí. Hoy he aprovechado para meter en mi lista de la web todos aquellos títulos que tienen ellos y estaban en mi lista de pendientes. Tendré que hacer un repaso cada poco tiempo (cambian el catálogo y eso) pero de momento he pensado que es una buena manera de enfocar el blog.

Cada día, o más bien, cada noche, intentaré ver una película de la lista y hacer una pequeña crítica sobre ella. Por supuesto no podré ver una todos los días, claro, tengo una vida y eso, pero intentaré que sea lo más diario posible. Así yo tengo algo que hacer este 2016 y el blog tiene algo de vida, que falta le hace.




La película que he visto hoy era un clásico del cine que tenía en mi pila de pendientes desde hace años; El Apartamento, de Billy Wilder.

Ocurre que durante mi juventud tuve una relación de amor-odio con los clásicos del cine, pues los veía más artificiales y más falsos que el cine moderno. Esa manera de hablar, esa manera de comportarse, el hecho de que todo fuesen decorados... no me gustaba. Luego me he ido haciendo viejo y he ido apreciando mucho más el cine clásico, he aprendido a valorar su realismo y su honestidad y como en cierto sentido muchas de las películas de entonces eran más sinceras y veraces que todo el cine que se hace ahora.

El Apartamento es una de esas películas.

Es curioso que esta cinta juegue con tan pocos clichés románticos a pesar de ser del año que es. Uno pensaría que su estructura sería mucho más clásica, que tal vez la historia romántica estaría llena de tópicos por ser una cinta tan antigua... pero no. El Apartamento es una bonita historia sobre la soledad en la sociedad moderna. Jack Lemmon (enorme en la película) es un hombre solitario, atrapado en una situación que no le gusta. Arrastrado por todo y por todos. Es un oficinista que se deja mangonear por sus jefes continuamente y que carece de vida social. Es un hombre solo en una de las ciudades más pobladas de la tierra. Y lo mismo ocurre con el personaje de Shirley Maclaine, solo que ella en lugar de por sus jefes se deja mangonear por su pareja.

Una de las cosas que más me ha gustado, a parte de reflejar muy bien la soledad de la gran ciudad en una película de hace 76 años (lo que te da una idea de lo poco que hemos cambiado) es la historia entre ellos, que lejos de ser una historia de amor de película, en la que ellos se aman locamente desde que se ven por primera vez, es una historia de amor muy real. Trabajan en el mismo sitio y se ven todos los días, y sí, él está enamorado de ella, pero las cosas no pasan de la misma. No hay grandes gestos (ni siquiera el último es un gran gesto) y en general toda su relación es muy natural y normal. Supongo que por eso es un clásico la película.

Así que en general me ha encantado.

Empieza bien la lista.