viernes, 24 de junio de 2016

El hombre poder y el puño de hierro.


No puedo hablar del renacimiento de DC porque, sinceramente, no me interesa. Está recibiendo unas críticas buenísimas, y estoy seguro de que tiene muchas cosas buenas, pero desde fuera lo veo como un paso atrás. Intentaron cambiar su universo con Los Nuevos 52 y una serie de decisiones equivocadas y una dirección que parecía empeñada en mandar de nuevo DC a los noventa hicieron que aquello no gustase demasiado, y ahora están reculando, volver atrás para corregir las cagadas no me parece la mejor decisión creativa. Pero insisto, estoy seguro que tiene cosas buenas y no he leído ningún número así que no voy a opinar en profundidad.

De todos modos, a lo que voy es a que, con todos sus problemas, casi prefiero lo que está haciendo Marvel ahora mismo.

Soy un lector de cómics de superhéroes atípico, al menos atípico ante el perfil del lector medio... o lo que se presupone como lector medio. Me aburre leer las mismas historias y me aburren muchísimo los tropos del género. Cuanto más viejo me hago más aprecio esos cómics que intentan aportar algo nuevo al manido mundo del tebeo de superhéroes, ya sea a través de su arte o su narrativa (en trabajos experimentales como el Ojo de Halcón de Aja y Fraction) o a través de la deconstrucción de dichos tópicos del género (en series como la Ms.Marvel de Wilson y Alphona). También es verdad que de un tiempo a esta parte aprecio más un cómic ligero que es plenamente consciente de lo que es, que un cómic forzosamente intenso, y siento que la dirección de Marvel a día de hoy va más hacia eso.

Algunos dirán que es un cómic más accesible y por tanto para un lector más casual, pero oye, yo llevo leyendo tebeos desde hace 20 años más o menos, y no solo leyéndolos, dibujándolos y estudiando su sentido narrativo y su mitología. Si os atrevéis a llamarme "lector casual" a lo mejor tenemos un problema gordo.

No voy a ser hipócrita y decir que antes no era así. Yo antes era de los que decían que las cosas de calidad apelaban a la élite y que lo que se hacía para la masa era siempre peor... pero ya no estoy de acuerdo con esa idea. La clave está en encontrar el equilibrio. Buscar el punto perfecto entre hacer algo que puede gustar al mayor número de gente posible sin traicionarte a ti mismo. El elitismo por elitismo es una estupidez.

Con todas estas ideas en la cabeza, ayer decidí ponerme al día con la colección nueva de Power-Man y Puño de Hierro, dos personajes que me han interesado entre poco y absolutamente nada. Y que buena decisión fue, porque la nueva colección de los antiguamente conocidos como "Héroes de alquiler" es una buddy movie maravillosa. Como si Bud Spencer y Terence Hill protagonizasen un cómic de superhéroes. Como si Shane Black decidiese escribir tebeos.

Hay muchas cosas muy top en este cómic, desde la dinámica entre los dos personajes principales, que a pesar de caer en ciertos lugares comunes no deja de funcionar por ello, como la dinámica con sus villanos. La ambientación más "urbana" del cómic permite al guionista David Walker rescatar muchos de los villanos de quinta olvidados del universo marvel. Aquellos mercenarios locos y estrafalarios que trabajaban para señores del crimen en la páginas de Daredevil o Spider-Man años atrás y cuyos enfrentamientos con los héroes apenas llegaban a un número. Esa estrafalaria colección de villanos, junto con unos argumentos ligeros bastante alejados del cómic tradicional de superhéroes funcionan de maravilla para la colección y la dotan (gracias también al trabajo de su dibujante, Sanford Greene) de un tono muy particular y fantástico. Me he encontrado riendo fuerte con esta colección, que es una cosa que no me pasa habitualmente, pero es que el humor aquí funciona muy bien.

En general Power-Man y Puño de Hierro responde a esta nueva ola de cómics Marvel en la que llevamos viviendo algunos años ya y que incluye rarezas como la nueva colección del Doctor Extraño, Vision, Ms.Marvel, la serie de la Bruja Escarlata y un largo etcétera. Series que se alejan de los tropos clásicos del género sin abandonarlo del todo, que exploran historias diferentes y que parecen nuevas y frescas. Y... sí, en casos como el de esta serie no es que reinventen nada, porque al final esto no deja de ser una buddy movie (no quiero usar el termino movie para hablar de cómics pero no se como llamarlo) muy tradicional, con dos personajes opuestos teniendo que colaborar a regañadientes al principio pero que terminan siendo buenos compañeros. No deja de ser la misma mierda que Arma Letal, El Último Boy Scout o, yéndome a los peores ejemplos del subgénero, Shangai Kid o Hora Punta. Pero es eso BIEN HECHO y para un tipo de tebeo en el que no se ve tanto.

Una lectura altamente recomendable, de verdad.

(Por cierto, no he podido encontrar la fecha de publicación en España, ¿Alguien sabe cuando llegará?)

sábado, 18 de junio de 2016

Síndrome del payaso triste



Desde que descubrí a Bill Hicks hace casi una década, ningún humorista me había gustado tanto como lo hace Bo Burnham. Su último espectáculo, que se puede ver en Netflix, titulado Make Happy es una lapidaria deconstrucción del monólogo, lo que supone actuar y hacer humor. Hasta cierto nivel parece una revisión moderna del cuento del payaso triste. Una combinación de risa y llanto que te deja la sensación de haber visto algo enorme y, a la vez, que te mata un poco por dentro.

Make Happy combina canciones estúpidas y chistes de pedos con temas serios como querer hacer feliz a los de más sin ser capaz de hacerse feliz a uno mismo. Críticas al stablishment artístico actual mientras suelta comentarios demoledores contra la nueva generación del "yoismo" y las redes sociales. Es una puta experiencia que no os podéis perder, en serio.

Su anterior espectáculo, What (supuestamente también en Netflix -aunque en Latinoamérica no está- pero este está en YouTube integro también) es mucho más humorístico, y durante gran parte de esta nueva actuación de Burnham no dejaba de pensar eso, y, en cierto modo, de disfrutar menos lo que veía por ello. Los chistes parecían más manidos y que funcionaban mucho menos. No es hasta la última parte que uno entiende porque es eso, y uno entiende la grandeza de Bo, un tipo que da miedo el talento que destila. No es hasta el final que te das cuenta de lo sumamente superior que es este con respecto a su predecesor.

Si sois capaces de disfrutar BoJack Horseman, os recomiendo encarecidamente que le deis una oportunidad a Make Happy. Porque es una hora de vuestra vida bien aprovechada y el mejor espectáculo de comedia reciente que podéis ver. Bo Burnham se ha confirmado para mi como el mejor humorista vivo, y la mayor pena (además de la lastima que siento por el tipo) es no saber que opinarían de él otros grandes como el mencionado Hicks (con el que siento que -siendo el espectáculod e Burnham mucho más teatral- comparte muchas cosas) o Carling.

Esta es una entrada muy breve, lo sé, pero es que no tengo mucho más que decir. Estoy en mi casa con el espectáculo recién visto, y más que de seguir escribiendo, de lo que tengo ganas es de levantarme y aplaudir hasta que me duelan las manos.

jueves, 2 de junio de 2016

Héroes y Villanos

Por tema de entregas tengo un desfase horario tremendo, lo que me ha llevado esta madrugada a ver dos películas españolas; Anacleto: Agente Secreto y Los Héroes del Mal


La primera supuso la cuarta película de Javier Ruiz Caldera tras Spanish Movie y las aclamadas Promoción Fantasma y Tres Bodas De Más. Yo solo he visto esa última, que me pareció bien pero que tampoco me encantó, mis problemas con la cinta protagonizada por Inma Cuesta fueron principalmente que no es una comedia de carcajada (tiene algún momento así, especialmente en la boda del pueblo) y, sobre todo, su final, que siento que destruye un poco el supuesto mensaje feminista que parecía estar construyendo y por la que fue tan aplaudida en su momento (la protagonista está en una posición de poder laboral, parece tomar sus propias decisiones, pero al final necesita el empuje del hombre que de verdad la valora y que termina de darle ese empujón de confianza y seguridad que necesita). Esta Anacleto: Agente Secreto, sin ser la octava maravilla, me parece que funciona realmente bien, gracias en gran medida a unos actores en estado de gracia y que caen simpatiquérrimos. Quim Gutierrez quizás sea el que está más flojo, pero no es por él si no porque su papel es el mismo papel en el que le hemos visto siempre, y sí, lo hace bien, y funciona, pero Resines haciendo de Resines también y nos quejamos. Si tengo que buscarle una pega a la película es que la trama es funcional y existe solo para empujar las situaciones, algo que no me importaría tanto si no fuese porque siento que debido a ello Carlos Areces y su personaje se quedan un poco a medio gas por ello.


La segunda película que he visto hoy es el debút del director Zoe Berriatúa. Y se nota. Los Héroes del Mal es una película con grandes ideas pero con muchísimos problemas en su desarrollo. Es pretenciosa y quiere parecer más inteligente de lo que es, las actuaciones son muy irregulares, no solo porque los actores sean unos mejores que otros, si no porque dependiendo de la escena a veces sus protagonistas están brillantes u horribles y siento que la trama tarda casi dos actos en presentar sus temas centrales, y que el tema central de la película es mucho menos trascendental de lo que su inicio aventura.

La película sigue a, principalmente, dos chicos y una chica, adolescentes, que hartos de ser unos apestados sociales empiezan a jugar con los límites de la moralidad, la ética y la legalidad. Una historia así invita ya desde su planteamiento a la reflexión, y en algunas escenas parece querer jugar con eso, con responder a preguntas con "¿Dónde está el límite?" o "¿Puede ser un acto malo, bueno?". El problema es que pasado el primer acto el dilema moral desaparece y se convierte en un thriller medio psicológico (sin querer entrar del todo en ese terreno tampoco) y una historia con un héroe claro y un villano claro. Quizás su final desdibuja las líneas y la libre interpretación que se puede hacer de la última escena plantea más preguntas de las que responde, pero es una pena que una idea tan compleja termine saliendo una película, en gran medida, tan insustancial. 

Pero eso no quita para que no sea una cinta con algunas imágenes poderosas y algunas reflexiones, que, si bien son superficiales, no dejan de servir para plantearnos ciertas cosas, en cierta medida por ejemplo, siento que todos hemos deseado en algún momento comportarnos como los niños de esta película. Como debút no es un gran debút, pero tampoco es uno horrible. No he visto ninguno de los otros trabajos el director, pero sin duda me gustaría ver otro largo suyo.





Hacía tiempo que no hacía una sesión doble. Me gustan las sesiones dobles, y era una cosa que antes hacía mucho. Esta ha sido una sesión un tanto atípica pero que me ha demostrado, como todas las pocas veces que me fuerzo a ver cine patrio, que el cine en España vive una época muy buena. Porque quizás sus películas no sean las mejores (esta Los Héroes del Mal es definitivamente mediocre -no es mala pero tampoco es buena) pero al menos los géneros y las barreras están siendo explorados, y eso es una cosa muy buena. También ayudan plataformas como Netflix (no se si estás películas están en el de España pero en el de Colombia las pusieron hace poco), que dan visibilidad a un cine que de otro modo, a no ser que las buscase ilegales, no tendría acceso.