domingo, 31 de diciembre de 2017

Contra la Pared


Se me ha ido la olla y ahora ya no me quedan días (pero sí cinco películas que cubrir), así que terminaré mi lista de "Pelis favoritas que he visto en 2017" en Enero al final. Pero bueno, siempre pasa, empiezo fuerte, con ganas (este año reforzadas por el hecho de que practicamente llevaba medio año sin escribir realmente nada) y a la mitad me encuentro con la lista de pelis que me han encantado pero sobre las que no tengo tanto que decir, bien porque A) No van realmente de nada (como pasó con la anterior) y lo que mola es más la experiencia de verlas que el hecho de lo que está en pantalla, B) Son películas que me encantaron pero que cubren temas demasiado trascendentes o son unas muestras de cinematografía tan acojonantes que me siento superado por el tema. En este caso es un poco una combinación de las dos y es que hoy toca hablar de la que quizás sea mi peli favorita de 2016: Comanchería (David Mackenzie, 2016).

La cinta, que a ratos bebe demasiado de películas de los Cohen como No es país para viejos, es un western moderno sobre dos hermanos en la ruina que optan por una vida criminal para salvar la granja de su madre antes de que se la quite el banco, mientras un ranger de texas a punto de retirarse les sigue los talones. Sin embargo la cinta aprovecha la premisa para dar un retrato completamente pesimista de la américa profunda post-crisis económica. Y es que no está siendo un buen siglo para Estados Unidos, el desencanto del sueño americano que vino tras la pérdida de la industria, solo se ha visto reforzado por una guerra eterna e inganable por el petroleo contra el terrorismo en oriente medio y una crisis económica mundial que se originó en suelo americano y que nos ha dejado a todos temblando. Los dos hermanos protagonistas, un irreconocible Chris Pine y un absolutamente brillante (para mi de las tres mejores actuaciones del año pasado) Ben Foster, surgen como dos puntos relativamente opuestos. Pine es un padre de familia divorciado al que la vida solo le ha dado palos y que se mete en la delincuencia por motivos nobles mientras que Foster es un puto loco que ve la américa moderna no tan alejada del salvajo oeste de las películas.

Más allá de eso la película resulta tremendamente efectiva. Va al grano, tanto en sus temas como su historia. Es cruda y directa y no se anda con chorradas. Y para mi es tremendamente satisfacotoria precisamente por eso. Es cine en estado puro. Sin tonterías. Y lo curioso es... que no tiene ningún sentido que sea tan buena como lo es. Su director, David Mackenzie y el director de foto, Giles Nuttgens, no habían hecho nada excesivamente relevante antes de esta película, nada que al menos indicara que podían jugar al nivel que juegan. Y su guionista, Taylor Sheridan (cuyo debút como director puede o no que aparezca en esta lista más adelante), solo había escrito otra película antes de esta, Sicario, que sí, fue aplaudida, pero es una. Además de esto ¡Chris Pine no está ridículo! ¡Lo hace de puta madre! y sí, Jeff Bridges hace el mismo papel en el que lleva estancado desde que se sacó el carnet de viejo, pero al menos en esta película parece que estaba sobrio cuando iba a rodar sus escenas.

No sé... Comanchería resonó muchísimo conmigo. Y no estoy seguro de si fue por su manera de contar la historia, dura y directa, el concepto cuasi romántico de estos dos bandidos contra el mundo, su climax, la foto o los personajes, o si quizás fue un cúmulo de todo lo de más, pero lo hizo. Y me da mucha rabia que esta es una de esas cintas de las que no hablaremos dentro de diez años, y deberíamos. El exceso de contenido en el que vivimos sumergidos hará que lamentablemente esta película, que pasó sin pena ni gloria tanto por taquilla como por el circuito de premios, se diluya de la mente colectiva. Es la típica película que cuando la ves sabes que dentro de diez años aparecerá en la lista de "Películas de la decada pasada que no has visto y deberías"

La cinta de David Mackenzie es una peli que traslada los tropos del género western a un contexto actual y relevante. Habla de problemas reales de un sector muy amplio de la sociedad, y en un momento histórico como el que vivimos, en donde los guardianes morales de twitter son excesivamente vocales con respecto a las causas perdidas por las que luchan, y en donde alzamos excesivamente cintas como Wonder Woman solo por ser una cinta de acción que pone en el foco a una mujer, o cintas como Get Out por hablar de problemáticas sociales relevantes (y por ser buena también, pero ya me entendéis), me resulta curioso que no prestemos más atención a esta peli. Porque es una peli sobre desencanto social, sobre los problemas del capitalismo extremo y un sistema económico construido para putear siempre al pez pequeño. Sobre la moral y sobre si merece la pena hacer lo correcto cuando por hacerlo lo único que vas a recibir son hostias. Y todos esos temas me parecen tremendamente relevantes.









Séptima entrega de mi lista de mejores películas que he visto por primera vez en 2017. Las críticas del resto las tenéis aquí:

viernes, 15 de diciembre de 2017

Nostalgia bien llevada.


Llevo un par de semanas sin escribir, en parte porque no he tenido tanto tiempo y en parte porque he llegado a esa parte de la lista en la que me cuesta hablar de las películas en cuestión. En el caso de la que me ocupa hoy, Estiu, 1993 (Carla Simón, 2017), es porque no sé bien qué decir más allá de "Es maravillosa, vedla".

El film cuenta como, durante el verano de 1993, Frida, de 6 años, tiene que abandonar su vida en Barcelona y todo lo que ha conocido hasta ese momento para irse a vivir con sus tíos y su prima pequeña al pueblo tras la muerte de sus padres. 

Lo que resulta más fascinante de esta película es la habilidad de Simón para caminar por la línea exacta que separa la nostalgia edulcorada y el melodrama, que es algo que podía haber ocurrido facilmente ya que la película no solo por estar basada en la infancia de la directora, si no también por narrar posiblemente el momento más duro de esta. Lo fácil hubiese sido caer o bien en una mirada excesivamente complaciente del mitoplasta del "Yo fui a EGB" o bien en el melodrama de domingo por la tarde. No es el caso y la película recrea la atmosfera de los veranos en el pueblo con un nivel de honestidad que no soy capaz de tener yo mismo con mis propios recuerdos.

En ese aspecto de veracidad, hay que destacar la increible labor de su jóven protagonista, Laia Artigas, asombrosamente natural para su corta edad, que consigue sostener la película sobre sus hombros como una veterana. Su Frida resulta creible y real, y es gracias a eso que el tono general termina de funcionar. Porque toda la película está contada desde sus ojos, y como los ojos de cualquier niño, son unos ojos que no entienden del todo qué es lo que ocurre y que descubren lo que pasa a base de espiar conversaciones a medias y atar cabos. Por no hablar de que su adaptación a esta nueva realidad en la que le toca vivir es creible y cualquiera puede verse reflejado en ella. No hay que olvidar el trabajo de los dos actores adultos principales, David Verdaguer y Bruna Cusí (ambos merecidamente nominados al Goya), maravillosos en su papel de tíos que tienen que adaptarse también al nuevo statu quo.

En general Estiu, 1993 es una cinta curiosa, diferente y fabulosa que funciona a todos los niveles. Una pequeña gran película maravillosa que todos deberíais ver si tenéis la oportunidad. Ya siento que la crítica sea tan breve, pero es que no sé que más añadir. Id a verla, o buscadla o lo que sea, pero vedla. Cintas así hay pocas y necesitan atención.










Esta es la sexta película en mi lista de "las mejores que he visto por primera vez en 20017", aquí dejo la lista con el resto: