martes, 6 de noviembre de 2018

Los peligros del telemarketing.


Sorry To Bother You es muchas cosas, o más bien intenta ser, muchas cosas al mismo tiempo con diferentes niveles de éxito. Por un lado, es una sátira de la sociedad moderna y una crítica al capitalismo extremo, también es un comentario acerca de los roles que asumimos en la sociedad y los disfraces que nos ponemos, y luego es una película semi-distópica que parece tratar de mezclar comedia, ciencia ficción y ¿terror? (¿supongo?). Todo esto además narrado de un modo que prioriza lo visual y utiliza muchos trucos prácticos para darle una sensación de... no sabría como definirlo ¿surrealismo?, bueno, de lo que fuera que hizo Michel Gondry en "¡Olvídate de mi!" (por cierto, hay una referencia a Gondry en esta película).

Y si todo esto suena a desastre y a una película que no sabe lo que quiere ser y que en el fondo intenta abarcar demasiado y fracasa porque aprieta poco y que tiene un tono disfuncional que no termina de casar... estaríais un poco en lo cierto. Pero solo un poco. Porque a pesar de todo ello, la película funciona bien. Mejor que bien de hecho. O, más bien, a mi me pareció que lo hacía. Es importante aquí que deje claro que "a mi me pareció" porque el debut en la dirección del rapero y activista Boots Riley, como cualquier clásico de culto instantáneo (y esta lo es), ha sido recibido de forma extremadamente polarizante, y a pesar de que yo me incline en el lado de la balanza que va a alabar esta película, entiendo perfectamente por qué ha pasado esto. Pero es que para mi hay demasiados buenos elementos en esta peli para no estar a favor.

De entrada, las interpretaciones son todas destacables, Lakeith Stanfield (visto en Atlanta, Get Out y Short Term 12) borda al protagonista, Cassius Green, un perdedor sin suerte de clase baja que recibe la oportunidad de su vida cuando entra a trabajar para una empresa de telemarketing y descubre que tiene el superpoder de hablar con voz de blanco (cuando habla con voz de blanco le dobla David Cross). Tessa Thompson hace de su pareja sentimental y... yo que sé, Tessa Thompson mola mucho y tiene mucho carisma, y este papel básicamente requiere que tenga presencia en pantalla más que otra cosa así que lo borda. Y por último también está Armie Hammer, que es lo mejor de la película, la verdad. Cada escena en la que está (y no está en muchas) es magnífica y él clava un personaje muy fuera de lo que estamos acostumbrados a verle hacer y que es divertidísimo. Armie Hammer debería ser mucho más famoso de lo que es, la verdad.

Los pendientes de Tessa Thompson en la película también son la caña
A nivel argumental, a pesar de algunas cosas, le película es fantástica también. Porque su historia, que parte de una premisa ya de por si original, es una locura que solo se vuelve más loca conforme pasan los minutos, sin olvidarse en ningún momento de ser la crítica brutal que es. De hecho, en cierta medida ese es un poco su gran problema, Riley parece desesperado por contar todo lo que pueda y termina por no apretar del todo en algunas cosas que plantea. Hay ciertos elementos, tanto a nivel argumental como de mensaje, que se sienten poco explorados o, como ocurre en el peor de los casos, parece que la cinta se olvide de ellos a la mitad. Pero es un viaje tan puñeteramente extraño que para cuando termina (siempre y cuando hayas decidido ir con la película, claro está), el hecho de que ciertas cosas se hayan perdido a lo largo del metraje no se nota. O más bien da igual. Hay sin embargo un momento clave que es la parte que va a determinar si este film os gusta o no. Porque al inicio del tercer acto la historia decide tomar un giro de 180º y pasar de extraña a majara, y ahí... o entráis o no. No creo que haya un termino medio con respecto a como os vais a sentir cuando eso pase.

También es verdad que puede que yo entrase porque estoy completamente de acuerdo con el discurso general de la película sobre el capitalismo, la sociedad moderna, la hipocresía, el consumismo, la diferencia de clases y la importancia de los movimientos sindicales. Me imagino que si sois neoliberales o de derechas en general esta cinta (que no deja de ser un poco panfletaria) a lo mejor os produce urticaria.

En general Sorry To Bother You es una película que brilla en muchas cosas, fracasa en otras, pero que por originalidad y por ser "diferente" ya merece la pena verla y ya es una de las películas más destacables de 2018, por no hablar de la importancia y relevancia que algunos elementos de su discurso tienen ahora mismo. Es de lejos lo más original que he visto este año y ojalá Boots Riley haga más películas (siempre y cuando aprenda de los evidentes errores que tiene esta).





Por otra parte, lo que es un puto drama es que todavía no tenga (y probablemente nunca vaya a tener) fecha de estreno en España. Pero bueno, qué le vamos a hacer.