martes, 21 de abril de 2015

Gays y Fails (o "Ice, Ice, Baby")


No quiero escribir esta entrada. En cualquier otro caso no la escribiría. Creo que dar bola a la orientación sexual o la raza de un personaje de ficción es una chorrada y que sea noticia que tal o cual superhéroe sale del armario, o que han decidido escoger a un actor negro para interpretarlo en la gran pantalla y el es blanco en los cómics, o vaya usted a saber que otra tontería me parece una perdida de tiempo. Y sin embargo aquí estamos, hablando de ello.

Resulta que se ha anunciado ahora (hace un rato de hecho) que el Hombre de Hielo va a salir del armario en el siguiente número de All-New X-Men. Y eso es raro. Mucho. Y es malo. Mucho. Si no fuese un epic fail no estaría hablando de ello.

Para poneros en contexto (y aquí llega un contexto friki así que intentad no perderos), All-New X-Men es la serie que sigue a los cinco X-Men originales del pasado en nuestro presente. El caso es que Bestia, agobiado porque Ciclope estaba convirtiéndose en un supervillano y parecía querer ser el nuevo Magneto (aunque al final se ha quedado en nada de nada) decidió buscar a sus versiones pasadas para hacerle la de Scrooge e intentar que entre en razón. Resumiendo todo un poco, la cosa salió jodida y los X-Men originales se quedaron atascados en nuestro presente (su futuro). Esto por supuesto ha provocado diversos cambios en la dinámica de los personajes. Saber que las cosas iban a salir de un modo determinado les ha ayudado a despertar sus habilidades latentes (en el caso de Jean Grey, por ejemplo) así como comprender que su amor no tenía sentido porque iba inevitablemente a fracasar para después tener una especie de semi relación amorosa con el clon femenino de Lobezno (en el caso de Ciclope -sí todo es muy raro en los cómics, a ver, no os perdáis).

El último de estos cambios es el de cambiar de orientación sexual al Hombre de Hielo adolescente, eso sí, han querido dejar claro que nuestro Hombre de Hielo, el que lleva toda la vida con nosotros y con el que hemos vivido tantas aventuras sigue siendo completamente heterosexual. Y aquí es donde, para mi, empieza el problema. Entiendo las maniobras para dar voz a las minorías y generalmente estoy completamente de acuerdo con ellas. La comunidad gay es grande y no puede ser ignorada por la cultura pop o reducida a una serie de estereotipos negativos. No tengo nada en contra con que superhéroes salgan del armario, ha ocurrido muchas veces antes y no me parece malo. Lo mismo me pasa con la presencia de héroes de otras razas o incluso (porque por desgracia aún son minoría) de series centradas en heroínas interesantes y bien construidas. Todo eso está bien. Esto no. Esto manda un mensaje muy jodido si lo piensas dos minutos.

Al final lo que está diciendo Marvel es que El Hombre de Hielo fue gay (o al menos se sentía atraído por hombres) en un momento determinado y decidió dejar de serlo en algún punto. Y digo lo de decidió porque recordemos, este Bobby Drake adolescente es la versión adolescente de nuestro Bobby Drake. No viene de otro universo, no viene de una tierra paralela, es (o al menos así nos lo dijeron al principio) a todos los efectos exactamente el mismo personaje al que llevamos siguiendo años. Marvel está diciendo que ser gay es una cosa que se elige, que se puede escoger ser hetero. Ya sé que no es su intención, ya sé que su intención es hacer un cómic más políticamente correcto y que integre minorías, lo que partiendo de la base de que estos son unos personajes creados a mediados de los 60 arrastra de base una serie de complicaciones importantes (tales como que todos son blancos y solo hay una mujer), pero es que esto es un epic fail del carajo.

No puedo ser el único que ve que esto es un error ¿no? Si estuviésemos hablando de un Hombre de Hielo alternativo no habría problema, pero es que estamos hablando de que el mismo personaje puede ser gay y hetero al mismo tiempo. Están forzando tanto la corrección política que terminan resultando ofensivos sin querer.

El hombre sin miedo.


Las adaptaciones de cómics, al menos en lo que respecta a las adaptaciones de imagen real, en televisión han estado bastante mal todas, la verdad. No me voy a hacer el loco ahora y decir que no me tragaba Lois y Clark ni Smallville, o que no veo ahora Arrow o Flash, pero a pesar de verlas no tengo reparo en reconocer que son unas series bastante de mierda. Y porque iba a ser de otra manera ¿no? al final el presupuesto televisivo es el que es, y las empresas que deciden arriesgarse y apostar por personajes de tebeo no son nunca las productoras con más dinero. Nunca verás una serie de Superman en HBO, ni una serie sobre El Castigador en AMC. No, por supuesto que no.

Y así nos va, que tenemos series hechas en cadenas de segunda por showrunners a los que les da igual todo. El archienemigo de Arrow y Flash es su cadena, CW, no os engañéis. Son ellos los que fuerzan el culebrón adolescente en esas series. Sí, en los cómics siempre ha existido, es verdad, pero ni de coña ha tenido nunca tanta importancia ni ha sido tan loco. Pero viene de la cadena que nos trajo Pequeñas Mentirosas y Gossip Girl ¿Qué esperabais? Los fans tenemos que conformarnos. Ver The Flash como algo bueno y decir cosas como "bueno, a ver, para el presupuesto con el que trabajan está bastante bien" en lugar de criticar las obvias decisiones equivocadas que hace la serie. Porque nunca habrá nada mejor y es mejor esto que nada.

¿O no?

Hace un año se anunció que Marvel había apalabrado cuatro series con Netflix. Cuatro que se juntarían en una quinta al estilo Vengadores. Su idea era aprovechar la televisión para contar las historias de sus héroes locales, sus vigilantes, esos que en lugar de amenazas cósmicas se enfrentan a gangster y matones. Y hace apenas 11 días lanzaron la primera, Daredevil, y los fans aprendimos que las cosas, en efecto, podían ser de otra manera.

Daredevil está lejos de ser una serie perfecta. A pesar de ser tan breve pincha y se pierde un poco a la mitad y durante dos o tres capítulos vaga un poco sin rumbo. Además no todas sus historias son igual de interesantes, ni todos sus actores igual de buenos. Personalmente, el personaje de la secretaria me pareció muy molesto y su historia (salvo en momentos puntuales) tampoco me interesó tanto. Pero es que comparado con lo que hemos visto hasta ahora, comparado con el nivel al que se jugaba hasta este momento, esta serie es The Wire.

La serie de Netflix aprovecha su primera temporada para narrar dos origenes. Por un lado el del llamado "Hombre sin miedo" y por otro el de su archienemigo, Wilson Fisk, y su transformación en el monstruo criminal que conocemos de los cómics. Y es un acierto y una novedad que un producto de superhéroes en la pequeña pantalla, y más aún uno de Marvel (que sabemos que no es muy dada a trabajar sus villanos por desgracia) dedique tantos minutos al enemigo. No humaniza pero si ayuda a comprender que hay detrás de esa mole calva. Que es lo que le mueve y porque es como es. El viaje de los dos rivales es igual de interesante y funciona igual de bien, y eso no podría ser así sin el trabajo de los actores que los interpretan. Vincent D'Onofrio borda un Kingpin atípico, que se nos presenta como alguien humano y relativamente vulnerable en continuo conflicto consigo mismo y el monstruo que lleva en su interior, mientras que Charlie Cox clava a un Matt Murdock primerizo que lucha consigo mismo por aplacar al demonio que tiene dentro.

A ellos les acompaña una envidiable ristra de personajes secundarios, Elden Helson tiene muchisima química con Cox y su amistad resulta de lo más creíble, Rosario Dawson, aunque su personaje queda un poco desaprovechado, está también muy bien, igual que Ayelet Zurer como la extraña Vanessa (uno de los mejores personajes) y Vondie Curtis-Hall como Ben Urich. Por fin tenemos una serie de superhéroes con actores de verdad y no modelos de Abercrombie intentando leer frases cual simios amaestrados.

Pero nada de esto importaría si la acción no funcionase, y vaya si funciona. Netflix no tiene restricciones de edad y Marvel se aprovecha de ello en cada puñetazo que da (y recibe -porque vaya si recibe) Daredevil. Huesos rotos, sangre por todas partes... y todo con unas coreografías fantásticas y un trabajo de cámara espectacular. Solo la escena del pasillo del segundo episodio ya tiene más calidad y está mejor pensada que nada de lo que ha hecho CW en tres años. Y hay varios momentos así.

A pesar de todo, como he dicho, Daredevil no es una serie perfecta y a la mitad pincha. Remonta un poco al final y sus dos o tres últimos episodios son muy buenos, pero tiene un bajón de ritmo demasiado grande tras la pelea con Nobu. Es muy valiente lo que intentan en esos episodios (son episodios en los que Matt apenas se pone el traje y en los que la serie aprovecha para desarrollar a sus personajes y esas cosas) pero el bajón de ritmo es demasiado repentino y pronunciado como para que no lo contemos como "malo". Pero es una cosa. Un pequeño fallito que lo aleja de la perfección y de la calidad de las grandes series de la historia. Sigue siendo, a pesar de eso, el Caballero Oscuro de la televisión.

Tengo muchas ganas de ver que hacen con Jessica Jones, sobre todo porque el villano de esa va a ser El Doctor.

jueves, 9 de abril de 2015

La televisión no es para mí


Ayer, en vista del éxito de audiencia, decidí darle una oportunidad a Ocho apellid...digo Allí abajo, la nueva serie de Antena 3. Como las comparaciones son odiosas, más allá de ese chiste no volveré a mencionar la comedia de Emilio Martínez Lázaro, que sin parecerme la apoteosis cómica al menos me sacó una sonrisa de vez en cuando y consiguió el milagro de que un tipo como Dani Rovira no me diese ganas de vomitar. Pero, como mínimo, merecía un comentario, ya lo siento. Esta serie nace a raíz del éxito de aquella película, por más que la idea estuviese pensada de antes. De no haber existido aquella película es poco probable que tuviésemos esta serie.

Y todos seríamos más felices.

Allí abajo es una serie muy mala. De humor muy cuñao y de tópicos medievales. No me importan los tópicos si están bien hechos, soy el primero que es capaz de reírme de mí mismo y como vasco la verdad es que tenemos muchas cosas con las que hacer chistes. Somos brutos, somos cerrados, somos una sociedad absolutamente matriarcal, estamos enamorados de nuestros amigos y hacemos deportes absurdos que incluyen cortar troncos, levantar piedras y jugar al frontón sin raqueta. Y eso sin mencionar el nacionalismo. Hay mucho humor que hacer en Euskadi, muchos tópicos de los que reírse, la serie de Antena 3, lamentablemente, no utiliza ninguno de ellos.

Euskadi en Allí abajo es una sociedad medieval en donde una de las ciudades más importantes, Donostia, está poblada de paletos que jamás han salido de su barrio y viven completamente incomunicados con el resto del planeta aparentemente. Entiendo, o quiero entender, que la idea era presentar al vasco como un hosco garrulo, el resultado, sin embargo, es que nos han pintado como a una suerte de Paco Martinez Soria en La ciudad no es para mí pero, ya sabéis, muy enfadados siempre. Porque eso es muy de las mujeres vascas, estar muy enfadadas siempre. Y bendecir autobuses. Eso también es muy vasco.

No os voy a engañar, no aguanté el episodio entero. Fui incapaz. Como siempre, la productora, en un alarde de genialidad, pensó que era una gran idea hacer un episodio de comedia de hora y diez minutos, algo que cualquiera que esté medio acostumbrado a ver series de verdad sabe que es de locos y en esta serie se traducía en que, después de aguantar medio episodio (tal cual), tuve que quitarlo por agotamiento justo en el momento en el que empezaba la trama de verdad. Apenas vi, por tanto, a la coprotagonista, Maria León. Y apenas vi Sevilla, claro. Porque tardan más de veinte minutos en llegar, porque es imprescindible pasar tanto tiempo en Euskadi cuando la serie se ambienta en el sur, y presentar a todos los amigos durante veinte minutos cuando la coprotagonista no ha aparecido. Quiero pensar (porque quiero ser una buena persona) que esto no es culpa ni de los guionistas, que serán unos mandados, ni del director, que será otro, que la excesiva duración viene por culpa de una cadena de televisión que no entiende como debería funcionar el prime time en España y a la que cosas como ritmo narrativo o contar una historia bien son conceptos extraños que no conoce y no le importa no conocer.

Pero ese medio episodio me sirvió para hacerme una idea clara de por donde iba a ir la serie. Además de los tópicos de troglodita (porque eso no eran chistes de vascos, lo siento) la serie tardó dos minutos en Sevilla en meter un chiste de Semana Santa y cofradías, la mitad del humor andaluz se basaba en lo simpático, rápido y raro que hablaban sus personajes, y hasta me dio tiempo a ver a Mariano Peña (que es DE HUELVA, joder) pasándolo con su acento andaluz tan mal como Eva Gonzalez con su acento castellano, y haciendo un ridículo espantoso por el camino, claro. El protagonista, Jon Plazaola, no se muy bien que estaba intentando hacer tampoco ¿Soy el único que pensó que esta serie tenía que estar protagonizada por Gorka Otxoa?

Vamos... que todo muy mal.

Sin embargo la serie se ha coronado como el mejor estreno de la historia de la televisión, por delante del histórico estreno de Aída. Un éxito sin precedentes, que, de nuevo, pone en evidencia la verdad absoluta de que al parecer la televisión no es para mí. Si debiera o no serlo es una discusión más larga en la que ya si eso entramos otro día.