jueves, 9 de julio de 2015

Lecciones de cine.


No hice una crítica de Vengadores: La era de Ultron porque me decepcionó mucho. Y no hago una crítica de Mad Max: Fury Road porque me entusiasmó demasiado. ¿Qué raro no?

Podría insultar a la película de Whedon, pero no me apetece, porque no creo que sea enteramente culpa suya. Creo que Marvel se ha convertido en un monstruo controlador y obsesivo que es incapaz de comunicarse de forma normal con los directores con los que trabaja, y que Whedon tiene demasiada personalidad para dejarse amedrentar por ese ente, lo que se refleja en una película que tiene una falta de comunicación tremenda. Presentando un montón de elementos sin ser en ningún momento coherente. Es un batiburrillo de la nada más absoluta.

La de Miller en cambio es caos controlado y enfocado. Es puro desfase desde el primer minuto, una larga escena de acción de dos horas que solo da unos diez minutos antes de entrar en el último acto para que cojas aliento. No presenta nada, o prácticamente nada al menos, porque no lo necesita. Y no es porque pertenezca a una saga más conocida, si no porque en el juego de su película los elementos de su universo no importan (de hecho en ninguna de las anteriores importaron). Lo que cuenta Miller es una huida, una lucha por la libertad y un cuento con un subtexto feminista protagonizado por una Furiosa y un Max genialmente interpretados por Charlize Theron y Tom Hardy. Mad Max es una puta locura, pero dirigida y centrada. Sabe que es lo que quiere contar.

Comparo estas dos películas porque... bueno, son un poco los dos polos opuestos del cine de acción actual ¿no? Por un lado tenemos la película de estudio. La franquicia de obsesivo control y continuidad planeada que fundamenta su espectacularidad en el efecto digital (muy conseguido pero digital al fin y al cabo). Una historia en la que la creatividad se asfixia por culpa de pertenecer a la maquinaria genera dinero Marvelita. Y por el otro tenemos una cinta personal. Es una cuarta parte y en gran medida un reboot y sin embargo George Miller es dueño y señor de su trabajo y en lugar de fundamentar la espectacularidad de su historia en el efecto digital lo usa como complemento para hacer aún mejor las acrobacias que pueblan la película. Los coches en Mad Max explotan de verdad (casi siempre). Es una película que desborda creatividad a todos los niveles. Que te llena,

Veis por donde voy creo.

Básicamente Miller ha hecho lo que los grandes estudios no tienen pelotas de hacer, que ha sido la película que a él le ha dado la gana. Ha demostrado que el hecho de que una película sea descerebrada y el guión se pueda escribir en una servilleta (no, en serio, ¿cuantas frases hay en Mad Max?) no significa que no se pueda hacer de forma creativa y con mimo. Miller ha dado una lección de cine. Claro que luego, como suele pasar, la taquilla no le ha acompañado y mediocridades como La era de Ultron o basuras como Jurassic World (¿Qué pasa con esa película? ¡Si es una mierda!) se la han comido a nivel de recaudación.

Lo de Fury Road es CINE. Es la película que recomendaremos en veinte años.

Lo otro no.





(Para no querer hacer una crítica de las dos películas al final he terminado hablando de ellas bastante. Menudo hipócrita estoy hecho)

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