sábado, 18 de junio de 2016

Síndrome del payaso triste



Desde que descubrí a Bill Hicks hace casi una década, ningún humorista me había gustado tanto como lo hace Bo Burnham. Su último espectáculo, que se puede ver en Netflix, titulado Make Happy es una lapidaria deconstrucción del monólogo, lo que supone actuar y hacer humor. Hasta cierto nivel parece una revisión moderna del cuento del payaso triste. Una combinación de risa y llanto que te deja la sensación de haber visto algo enorme y, a la vez, que te mata un poco por dentro.

Make Happy combina canciones estúpidas y chistes de pedos con temas serios como querer hacer feliz a los de más sin ser capaz de hacerse feliz a uno mismo. Críticas al stablishment artístico actual mientras suelta comentarios demoledores contra la nueva generación del "yoismo" y las redes sociales. Es una puta experiencia que no os podéis perder, en serio.

Su anterior espectáculo, What (supuestamente también en Netflix -aunque en Latinoamérica no está- pero este está en YouTube integro también) es mucho más humorístico, y durante gran parte de esta nueva actuación de Burnham no dejaba de pensar eso, y, en cierto modo, de disfrutar menos lo que veía por ello. Los chistes parecían más manidos y que funcionaban mucho menos. No es hasta la última parte que uno entiende porque es eso, y uno entiende la grandeza de Bo, un tipo que da miedo el talento que destila. No es hasta el final que te das cuenta de lo sumamente superior que es este con respecto a su predecesor.

Si sois capaces de disfrutar BoJack Horseman, os recomiendo encarecidamente que le deis una oportunidad a Make Happy. Porque es una hora de vuestra vida bien aprovechada y el mejor espectáculo de comedia reciente que podéis ver. Bo Burnham se ha confirmado para mi como el mejor humorista vivo, y la mayor pena (además de la lastima que siento por el tipo) es no saber que opinarían de él otros grandes como el mencionado Hicks (con el que siento que -siendo el espectáculod e Burnham mucho más teatral- comparte muchas cosas) o Carling.

Esta es una entrada muy breve, lo sé, pero es que no tengo mucho más que decir. Estoy en mi casa con el espectáculo recién visto, y más que de seguir escribiendo, de lo que tengo ganas es de levantarme y aplaudir hasta que me duelan las manos.

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