viernes, 22 de julio de 2016

Sin Complejos.



Si no estás haciendo algo bueno, por lo menos, sé consciente de ello.

Eso es lo que hace Orphan Black y el motivo por el que sigo viendo la serie a pesar de que, realmente, es una serie muy muy mala. Pero como le ocurría, salvando las distancias porque la del señor del tiempo es una buena serie, a Doctor Who durante las etapas del noveno y el décimo Doctor (y dejó de ocurrirle a partir de Matt Smith y por eso yo ya no veo la serie) es una serie plenamente consciente de lo que es y, en lugar de avergonzarse e intentar ser otra cosa, va con todo.

Orphan Black es una serie sobre conspiraciones, ciencia loca y clones. Es una serie que además ha conseguido, temporada a temporada, volverse cada vez más loca. Lo que empezó como la búsqueda de la verdad por parte de cuatro clones, en donde el villano era una malvada corporación genetista se ha convertido en una serie con nanomáquinas, organizaciones secretas dentro de organizaciones secretas, hombres centenarios y una conspiración que lleva existiendo un siglo, y es maravillosa por ello. Como los mejores culebrones, Orphan Black no busca tener sentido, ser profunda o aportar algún tipo de arte, busca tener el mayor número de giros posibles por temporada para que no dejes de verla, si esos giros tienen o no lógica es secundario, lo importante es que te quedes con cara de asombro.

Admiro mucho esa falta de complejos que tiene la serie, es autoconsciencia de lo que es, una serie en donde nada de lo que ocurre tiene que tener una importancia o una relevancia o siquiera un sentido, más allá del de mantenerte pegado a la pantalla. Pero nunca llega a pasarse, nunca cae en la autoparodia ni resulta forzosa. Y eso, esa libertad absoluta para hacer lo que les de la gana con las tramas sin ningún tipo de complejo y sin llegar jamás a caer en la autoparodia, esa facilidad con la que camina en el filo del bochorno es lo que la hace tan maravillosa. No buena, porque buena no es, pero si es, a su manera particular, maravillosa.

Tampoco hay que menospreciar la labor de Tatiana Maslany, que sostiene la serie casi sobre sus hombros, interpretando a cada vez más personajes y dando suficientes matices a cada una de las "hermanas" para hacerlas únicas. Puede haber clones que te caigan mejor o peor (la peor es Sarah sin duda -porque no puede ser más sosa) pero no es culpa de la interpretación de la actriz, si no de su personaje. Maslany lo da todo en cada episodio y está magnífica.

No debería, porque no es buena, pero os recomiendo fuerte Orphan Black.

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