jueves, 5 de febrero de 2015

T.V: You go girl!


Dottie: Wow... acabas de sonar como el Capitán América
Peggy: No es nada malo eso.
-Diálogo del S01E05, The Iron Ceiling, de Agent carter

Cuando se anunció que Marvel iba a dedicar una miniserie a la novia del Capitán América fui bastante escéptico al respecto. Peggy Carter tampoco es que tuviese una gran presencia en la primera película del abanderado vengador, así que no sabía hasta que punto algo así podía funcionar... o debía ocurrir siquiera. Por aquel entonces Agents of S.H.I.E.L.D aún estaba en ese punto en el que no sabíamos si era buena o no (acababa de terminar la primera temporada con un gran final... tras más de media temporada de basura inmunda) y lanzar una segunda serie en la misma cadena sobre otro personaje igual de intrascendente no parecía una buena decisión.

No sabéis lo equivocado que estaba.

Agent Carter es la serie que necesitábamos y ni siquiera sabíamos que necesitábamos. Es ese pequeño paso que le faltaba por dar a la casa de ideas en su MCU (para los no frikis MCU=Marvel Cinematic Universe o Universo Cinematográfico de Marvel), un producto protagonizado por un personaje femenino interesante y capaz que semana a semana nos dejase pegados al asiento pidiendo más. En escasos cinco capítulos la editorial ha conseguido que su protagonista pase de "intrascendente secundaria" a uno de mis tres personajes favoritos de su microcosmos audiovisual. Y no puedo más que levantarme, reconocer mi error, y aplaudir ante una de las series del año, y una de las series menores (al final no deja de ser un procedimental y ya sabéis que los procedimentales me parecen series menores) con más calidad que han estrenado en años.

Bravo Marvel. Joder, así sí.

La serie está llena de aciertos, desde su formato, la miniserie (ocho capítulos dan pie a centrarse y no salirse del camino), pasando por el momento histórico y la trama en la que se ubica. Lejos de hablar de los primeros pasos de SHIELD, que hubiese sido lo fácil, la serie se centra en un momento indeterminado entre la creación de la organización y el final de la segunda guerra mundial. Peggy acaba de perder (como quien dice) a Steve Rogers, la guerra ha terminado y ahora está de vuelta en la SSR, en donde ya no es valorada como merece. Los años 40 eran una época muy machista, y la serie se mete a saco en esos temas. Esta no es la historia sobre la creación de una super agéncia de inteligencia, ni siquiera es la historia sobre Peggy intentando limpiar el nombre de Howard Stark (la trama principal de la serie), no, esta es una serie sobre una mujer intentando hacerse valer en un mundo hostil con su género. Es la historia de una chica intentando demostrar que puede hacer tanto o más que sus compañeros masculinos.

Peggy Carter es uno de los personajes femeninos más interesantes que ha producido la cultura pop audiovisual (la mainstream, la de los grandes estudios y los blockbusters se entiende) en los últimos años. Sigue la tendencia, cada vez más fuerte, de las protagonistas fuertes y capaces que no necesitan ser rescatadas. Las nueva ola de heroínas que lleva impregnando (y me encanta) cine y televisión esta última década. Esa escuela a la que pertenecen chicas como Katniss Everdeen o Korra (de La Leyenda de Korra -serie que terminó el otro día y que tengo pendiente hacer crítica). Las herederas de Ripley. No son héroes de acción con tetas, son heroínas de acción.

Es genial tener a una protagonista tan interesante y es genial que por fin el MCU tenga a una heroína a la altura de las circunstancias. Sí, tenía a la Viuda Negra, pero por más que Natasha mole no había conseguido salir del papel de secundaria. Urgía una protagonista así, alguien capaz de soportar todo el peso de la historia mirando a los ojos a los protagonistas masculinos del resto de productos. Sí, nunca veremos a Peggy luchar codo con codo con Thor, ni ser una miembro activa de los Vengadores, pero no hace falta tampoco. Lo que hacía falta es su existencia. Hacen falta más personajes así, más ejemplos positivos para las niñas del mundo. Más mujeres (ya sean reales o de ficción) que demuestren a las chicas que sí que se puede.

Y no debemos volver a llamarla "La novia del Capitán América" nunca.

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