domingo, 22 de febrero de 2015

CINE: Palo Alto (2013)


Hay veces que me apetece hacer una crítica de una película aunque no sepa bien por qué me molesto en hacerla. Este, por ejemplo, es uno de esos casos. Y es que Palo Alto es una película que no tiene fecha de estreno en nuestro país, y la verdad, como tantas otras películas indies americanas que me he tragado (como Fat Kid Rules the World, por ejemplo) dudo que vaya a tenerlo jamás. Quien sabe, a lo mejor, como ocurrió con Short Term 12 en un año consigue estrenarse en nuestras salas bajo un título ridículo, pero la verdad, mientras que Las vidas de Grace (en serio, menudo nombre) era lo suficientemente buena para que ese milagro ocurriese, la ópera prima de la nieta de Francis Ford Coppola, Gia Coppola, peca de pretenciosa y es demasiado mediocre para que eso ocurra.

Así que básicamente voy a hablar de una película que, a no ser que importéis DVDs o algo así dudo que vayáis a poder ver si no es de manera ilegal en España (claro que cabe la posibilidad de que viváis en un país en donde si se haya estrenado. Entonces podréis verla legalmente). Y lo peor de todo es que la película ni siquiera merece tanto la pena, con lo que no creo que ninguno os molestéis en verla.

Pero a pesar de todo voy a hacer la crítica, porque la he visto hoy y porque, sin ser la mejor película del planeta ni mucho menos, sí creo que merece dedicarle unas líneas.

El film sigue la atípica historia de amor de dos adolescentes, April y Teddy, además de los extraños personajes que pueblan su microcosmos de utópica fantasía indie. Personajes, todos ellos, relativamente confusos en los que apenas se indaga, más allá de un par de pequeños detalles aquí y allá. Está basada en una serie de relatos cortos escritos por James Franco, actor que no solo aparece en la cinta si no que escribe el guión a cuatro manos con su directora. Curiosamente el actor interpreta a uno de los personajes más confusos del film, y el hecho de que sea él el que se ha escrito a si mismo esa trama (y teniendo en cuenta la edad del actor y la supuesta edad de la protagonista) solo hace que su ya de por si bizarra historia sea aún más bizarra.

Pero bueno, acusaciones de pedofília aparte, hablemos de la película en sí. La película tiene momentos que están muy bien. El último tercio del film sobre todo, a pesar de ese insatisfactorio final (la película pierde tres o cuatro momentos que para mi hubiesen sido finales mucho más geniales además de no atreverse a dar el salto a lo salvaje de verdad en un par de escenas en esos últimos minutos) funciona de puta madre. Los otros dos tercios no funcionan tan bien, sobre todo por la escasa relevancia y la falta de cierre real que tienen todas las tramas, pero esos últimos... no sé, veinte minutos, están bien y funcionan. Los actores están bien. Emma Roberts, sin ser una maravilla de actriz, está correcta, como está siempre, y el desconocido Jack Kilmer hace bien de Tommy. Nat Wolff, al que tuve la desgracia de ver en la que fue de lejos mi peor experiencia cinematográfica el año pasado, Behaving Badly, está sorprendentemente bien en el agradecido papel de Fred y Zoe Levin defiende más que dignamente a Emily. Levin y Wolff de todos modos tienen la ventaja de jugar con los que sin duda son los dos personajes más interesantes (y con más capas) de la cinta.

De James Franco no puedo decir nada demasiado bueno, aunque tampoco está demasiado mal. Lo hace bien, pero es un actor al que le he visto hacer cosas mucho mejores otras veces, y el televisivo Chris Messina, conocido por sus papeles en The Newsroom y The Mindy Project, tiene un pequeño cameo en una de las escenas más raras, que no por pequeño funciona peor. Por cierto, por la cinta también se pasea Val Kilmer (leo que es el padre del protagonista, por cierto) en uno de los cameos más innecesarios y que más desperdician el talento de un actorazo que he visto en mucho tiempo.

En cuanto a la dirección, se nota que este es el primer largo de Gia Coppola pues parece el pretencioso trabajo de fin de carrera de una estudiante de cine. Como con tantas otras películas independientes americanas, confunde honestidad con pretenciosidad y prefiere aislarse en la burbuja de ese utópico mundo perfectamente indie y fantásticamente cool antes de indagar realmente en lo que son los adolescentes de verdad. Todas las chicas van ideales de la muerte y todos los chicos van con ese look de tirado cool de hipster de instagram. Si a eso lo acompañas de planos sin dialogo casi oníricos y gente actuando de maneras que nadie actua (como ese momento en el que niño y niñera se ponen unas simpáticas máscaras de gato para ver la tele o cuando Emma Roberts hace un De Niro en Taxi Driver en su habitación) pues apaga y vámonos. Pero como ya digo, el microcosmos del paraíso alternativo es un problema bastante común en este tipo de cine. De vez en cuando te encuentras operas primas que no pecan de pretenciosidad ni pretenden ser la nueva mierda supercool con la que los que entren a estudiar primero de Bellas Artes forren las portadas de su Facebook, pero en más casos de los que debería termina pareciendo eso.

Aún así, como ya digo, se reserva algunos momentos de genialidad, como prácticamente todo el final (desde el parking con los skaters de 12 años en adelante), aunque, en honor a la verdad, muchos de esos momentos se crecen gracias a las interpretaciones de los actores. Sí, ese final está bien dirigido, pero no sería nada sin la potente interpretación de Nat Wolff, las cosas como son.

En general Palo Alto es una cinta la mar de intrascendente. Una ópera prima asquerosamente vulgar para la nieta del director de la mejor película de la historia. No todo en ella es malo o terrible, y no deja a su directora a la altura del betún tampoco, como primer largometraje no está horriblemente mal tampoco. Pero es una de esas películas que no cambiará la vida de nadie. O, no sé, igual si tienes 16 o 17 años y ves esta película te explota la cabeza, pero yo ya tengo los huevos un poco más negros que eso

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