jueves, 9 de mayo de 2013

VIDEOJUEGOS: Final Fantasy VIII (1999)


 Final Fantasy VIII es, de lejos, el peor Final Fantasy al que he tenido el gusto de jugar. No es el peor RPG (seamos sinceros, los hay mucho peores) pero es un juego que es, simple y llanamente un desastre, que apenas tiene nada que ver con el resto de la saga (no he jugado al XIV pero por lo que cuentan debe ser todavía peor), con una historia de mierda y un sistema de juego absurdo y tedioso. Y el FFVIII es también el juego que supuso mi primer contacto con el género, lo que creo que en cierto modo derivó en mi medio aversión por los RPGs.

Entendedme, yo era un chaval de diez años que salía de jugar a la Super Nintendo, al Donkey Kong Country, el Mario Kart y otras cosas por el estilo, y de pronto me encuentro con esto, un juego que en apariencia molaba un huevo, que tenía un diseño chulo (tanto de personajes cómo de todo en general) y una intro de la ostia... pero que luego era de combates por turnos, extraer magias y enlazar y leer mucho y atender a muchos tutoriales. No sé... me espantó. Aparte la historia era algo confusa y siendo tan pequeño no me enganchó del todo.

Esa experiencia semi-traumática con el Final Fantasy VIII hizo que repudiase bastante el género durante años. Sí, el FFIX estaba bien, y el VII mola también, y había otros cómo el Dragon Quest VIII que molaban, pero no era un gran fan del sistema ni de ese tipo de entretenimientos. Todo cambió claro cuando me senté a jugar al Chrono Trigger y flipe en colores. Aquel juego cambió por completo mi percepción sobre los RPGs y me hizo querer jugar a todos los que me había perdido (y rejugar a los que ya había jugado). Hace como cuatro o cinco meses rescaté mi vieja PSX y decidí darle una segunda oportunidad al Final Fantasy VIII. Ahora ya sabía lo que me venía encima y con la edad he incluso aprendido a disfrutar del sistema de combate por turnos, la estrategia y todas esas mierdas, así que pensé "que coño, hay mucha gente que le encanta este juego, seguro que no es tan malo cómo lo recordaba".

Y tenía razón en una cosa, no es tan malo. Casi que es peor.

Para empezar, el mencionado sistema de juego. Por algún motivo en Square-Enix (entonces Squaresoft) después de haber saboreado un éxito sin precedentes con el Final Fantasy VII decidieron que lo mejor era tirar todo lo que habían construido durante años y empezar de cero. Todo el sistema de juego cambió. Sí, sigue siendo un combate por turnos, y hay invocaciones (aunque no tienen nada que ver con las del VII) pero ahí se acaban las similitudes. El sistema de materias del anterior juego (sencillo, fácil y útil) es aquí sustituido por un sistema de enlaces complicadísimo (y tedioso si uno quiere alcanzar un buen nivel) que hace necesarios los tutoriales. En serio, un buen juego no debería necesitar tutoriales, pero aquí es saltártelos y no enterarte de un carajo. No es intuitivo para nada.

Las magias dejan de usar PM y pasan a ser objetos que se consumen (y que no tiene ningún sentido consumir ya que nuestra fuerza se basa en la cantidad de magias de una clase que tengamos), las armas ya no se compran en las tiendas y no existen armaduras de ningún tipo. Todo se centra en el número de magias que hayas robado a tus enemigos y en que atributo las hayas enlazado. Teniendo en cuenta que tardas como diez o doce segundos por extracción y que a veces falla... pues es todo un coñazo del infierno.
Quedaros bien con esta imagen porque la vais a ver mucho.
Todo esto daría igual (más o menos) si historia y personajes fuesen buenos, pero es que no lo son. En un gesto que solo se entiende cómo "tenemos que hacer este juego más largo que el anterior" la historia se alarga hasta límites insospechados (y hasta que nada tiene sentido) a través de giros de guión sacados de la manga. La cantidad de veces en la que los personajes dicen "no podemos entender esto ahora, así que no tiene sentido que nos lo preguntemos" (así, directamente) es alarmante, las excusas para que la trama avance flojísimas y los personajes son, casi todos, altamente hostiables.

Pero bueno, no todo es horroroso tampoco, seamos justos. El juego ha envejecido sorprendentemente bien para ser de la PSX, las cinemáticas molan y durante los dos primeros CDs la historia mantiene cierta intriga y parece que va a algún lado. El mundo que crearon para este juego, muy futurista y tecnológico, siguiendo la estela del FFVII pero alejándolo del pseudo post-apocalipsis aquel y acercándolo más a la ciencia ficción, mola. Hay muchas cosas muy imaginativas (no, el Sable Pistola no es una de ellas) en el juego, la historia de Laguna mola, de hecho es que podrían haber hecho un juego en el que la historia fuese un simple paralelismo entre la vida de Laguna y la de Squall, con dos equipos, dos monstruos finales y dos historias separadas y hubiese sido muchísimo mejor. Aparte algunas de las invocaciones son espectaculares, es un coñazo verlas cien veces (y las vais a ver cien veces) pero las cinco o diez primeras veces molan.
El molar y la mierda.
Hay gente que ama este juego. Que ama a sus protagonistas y la historia y aunque si me esfuerzo mucho puedo llegar a intuir porque es eso (en el fondo si que es verdad que los personajes crecen durante el transcurso de la historia, y aunque Squall pasa de cretino a niñato... hay evolución y eso) a mi no me convenció. No lo hizo a los diez años y no lo ha hecho ahora.

Si no lo habéis jugado (y sois fans del género) podéis echarle un vistazo. Pero hay cómo un millón de juegos del género que merecen más la pena. De hecho es que solo os lo recomendaría si no os queda más remedio.

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