jueves, 18 de abril de 2013

T.V: Firefly (2002)

"...You can't take the sky from me."

Si hablamos de series, cómo si hablamos de películas, hay que diferenciar (creo) entre series menores y series mayores. Las menores son aquellas series que pueden ofrecerte más o menos calidad, que pueden tener las miras más o menos altas, pero que su función principal es ser productos de consumo rápido accesibles para todo el mundo (lo que, cómo parecen empeñados en decir los defensores del "cumple con su función de entretener" no justifica ni de lejos la mediocridad). Las mayores son las series que exigen algo más al espectador y que prometen cierto enriquecimiento (que las series menores no están obligadas a ofrecer) si uno decide entrar en su juego. The Wire, por ejemplo, es una serie mayor. No solo te plantea dilemas morales en los que pensarás durante días si no que su ritmo pausado te obliga a estar atento todo el rato (lo que no quiere decir que sea aburrida, simplemente que te pide un mínimo de atención por tu parte). Sherlock sería el opuesto, una serie menor, casi procedimental, sobre un Sherlock Holmes moderno, que no te exige nada y te da muchísimo.

Por supuesto no se le puede exigir lo mismo a una serie mayor que a una menor. A ambas se les puede exigir un mínimo (que sean divertidas supongo) pero si una serie quiere jugar en las ligas mayores tiene que ofrecer mucho más a cambio.

Partiendo de esa manera de clasificar las series, que puede pareceros o no una chorrada, pero que como es mi blog y hago lo que me da la gana es probable que use más de una vez, Firefly, cómo Sherlock, diría que es uno de los mejores exponentes de "serie menor". Está lejos de poder competir con The Wire o Breaking Bad, pero demuestra que el entretenimiento no tiene porque estar reñido con la calidad, que ser endiabladamente divertida no es una excusa para ser mediocre. Firefly no es mediocre. No aspira a ser mediocre. Y sus catorce únicos capítulos son TELEVISIÓN con mayúsculas.

Hablar de esta serie es hablar de una de las cancelaciones más sonadas de la historia de la televisión. La serie creada por Josh Wheddon (director de Los Vengadores, antes conocido cómo creador de Buffy Cazavampiros y su spinoff Angel -además de algún que otro cómic) nació maldita. Fox, la cadena que la emitía, pensó que su piloto era demasiado serio y empezó a emitirla a partir del segundo episodio y los problemas (episodios emitidos en desorden y sin respetar absolutamente nada) perduraron hasta que la cadena canceló la serie sin emitir siquiera varios capítulos. Justo cuando la serie (cómo programa, dudo que en audiencia) empezaba a crecer y cuando empezaba a mostrar de lo que era capaz, la cadena que todavía mantiene Los Simpson en antena decidió que no merecía una segunda oportunidad. Por suerte los fans pensaban diferente y después de muchas presiones Universal terminó dando dinero a Wheddon para que diese un "final" a su historia en la película Serenity. Pero eso es otra historia.

Porque hoy hablamos de Firefly, el western del espacio.

Ambientada en el año 2517 Firefly presenta un universo en el que la humanidad sobrepobló el planeta tierra y tuvo que huir a una galaxia muy lejana llena de planetas y lunas que terraformar. "La Alianza" (no terminan de explicarlo nunca que yo sepa pero es una especie de colectivo de las naciones humanas principalmente formado -o esa pinta tiene por la bandera- por EEUU y China) decidió entonces unificar los planetas, lo que derivó en una guerra civil contra los independentistas. Mal Reynolds (Nathan Fillion, A.K.A Castle) luchó en esa guerra en el bando de los independentistas, perdió y ahora recorre el universo cómo hombre libre haciendo pequeños trabajos de contrabando (y otras cosas) en su nave, modelo Firefly, de nombre Serenity. La serie arranca cuando se unen a la tripulación dos fugitivos, un doctor y su hermana, que son los que darán una "trama" general a una serie que más allá de eso no es más que un procedimental de aventuras espaciales al más puro estilo Stargate (pero... en bueno).

Sí, ya se que esta premisa, por más atractivo que pueda sonar la combinación de la conquista del oeste con el espacio y la cultura asiática, no suena muy bien, que al final suena a serie friki, rollo, por qué no, STARGATE (puta mierda Stargate) y en cierto modo no es mucho más que eso, pero es eso hecho bien. Es eso hecho con mejores guiones y mejores personajes y unos actores que tienen una química que no se ve normalmente en repartos tan corales. Firefly tiene la química de Friends, y para cuando uno termina de ver sus catorce capítulos las ganas de seguir viendo la serie no vienen tanto por "resolver los misterios" si no porque te has encariñado con esos personajes. Porque podrías seguir viendo a Mal, Jayne, Zoë, Wash, Inara, Kaylee, Book, Simon y River durante años. Eres un miembro más de la Serenity y quieres seguir viajando con ellos por ese universo que, al menos aparentemente, tiene tantas cosas que ofrecer.

Creo que por eso dolió (y aún duele) tanto su cancelación. No es solo un fenómeno de culto entre los nerds del mundo por ser una de esas series que terminaron de forma prematura (aunque estoy bastante seguro que el 9 que tiene en IMDB está directamente relacionado con eso), lo es también porque conseguía combinar un universo atractivo, con infinitas posibilidades, un misterio interesante (¿Quien es River y que ha hecho la Alianza con ella?) y unos personajes con carisma. Y eso no se ve mucho.

Si habéis acabado con vuestras series y Juego de Tronos una vez a la semana os sabe a poco os recomiendo encarecidamente Firefly. Porque son catorce capítulos, todos divertidos, y merece que se le eche un vistazo. Aunque de tanta rabia al final.



(de la peli -y su final de no-pero-sí - hablaré en otro momento)

No hay comentarios:

Publicar un comentario